En el 2019 participé de la residencia de arte Arquitectura de la desolación, en la ciudad en ruinas de Epecuén. En mi intención de continuar con la investigación sobre las memorias del suelo y las identidades de las orillas, indagué en las poéticas que el barro y este paisaje tan particular ofrecen.

Dos sucesos particulares que suceden en este territorio a lo largo de la historia vinculados a la manipulación de la geografía, y al límite territorial: la zanja de Alsina, realizada en 1876/77 para limitar el paso de los pueblos originarios hacia la provincia de Buenos Aires y el terraplén de contención del lago Epecuén para evitar la inundación del pueblo, que comenzó a realizarse 100 años después, en 1978.
Ambas manipulaciones del territorio tuvieron como consecuencia un devenir trágico
Epecuén y Carhué son dos lugares emblemáticos de la historia argentina, ya sea por su localización estratégica, como límite del territorio de Buenos Aires y el “desierto” concebido por lo “civilización”, en la época de la conquista al desierto en el siglo XIX, o por su auge turístico durante el siglo XX, debido a la riqueza en las aguas y barros que componen la Laguna Epecuén, que hoy es una ciudad en ruinas, por haber pasado 20 años bajo el agua, debido a las inundaciones producidas por la manipulación de la Naturaleza por parte de los hombres.
Las orillas como límite en el pueblo de Epecuén. ¿Cuáles fueron las orillas negadas? ¿Cuáles fueron las orillas una vez que la inundación se produjo? ¿cuáles son las orillas hoy? ¿cómo representar de manera poética las Orillas?. ¿De qué nos hablan las orillas como límite? ¿Qué sucede con la manipulación de los límites naturales / culturales / sociales?
Algunas preguntas y algunas obras a modo de reflexión.